El sistema previsional está viviendo una agonía anunciada y previsible, atada a una ley que puso los fondos de los aportantes a disposición de los intereses políticos del momento.

En el INSSSEP coexisten dos tipos de jubilados. Los que hicieron regularmente sus aportes y tienen un indiscutible derecho a jubilarse, y los jubilados de privilegio que fueron ocasionalmente funcionarios públicos y consiguieron jubilarse gracias al favor político.

Para los tiempos que se vienen es fundamental tener presente esta cuestión, porque no son los mismos intereses lo de los jubilados corrientes que los jubilados que se aseguraron una renta inmoral aprovechando las circunstancias políticas del momento.

Las famosas jubilaciones de privilegio de Ruiz Palacios solo son una partecita mínima del problema. Y no fueron solo para los amigos del Coronel, porque dentro de las doscientos y pico que se regalaron apenas el pico fue para Acción Chaqueña, el resto se repartió entre los aprovechados de siempre. Cualquiera sea su color político.

Los aportantes en serio no deberían tener ningún problema para cobrar lo que pusieron. Pero sí tienen problemas porque su platita fue destinada a los “amigos�, para que puedan cobrar lo que nunca aportaron.

Ese es el problema. Los jubilados no deberían tener problemas para percibir sus legítimos haberes, pero los tienen, porque subrepticiamente se creó un régimen jubilatorio destinado a los miniaportantes de ayer que son los maxijubilados de hoy.

Por eso, porque se fumaron la plata de los aportantes el sistema jubilatorio chaqueño es absolutamente dependiente de la ayuda nacional.

Si de Buenos Aires no mandan plata, no hay dinero acá para pagar las jubilaciones.

Este problema ya se planteó hace muchos años, cuando el drama financiero del IPS era todavía manejable. En esa ocasión la Nación dijo déjense de joder con las jubilaciones que están regalando, uniformemos una ley de jubilaciones única para todo el País, nos transfieren los aportes y nosotros ponemos lo que falta.

De hecho eso significaba que muchos legisladores, funcionarios y amigos del poder se iban a quedar con las ganas de jubilarse a lo rico.

Así se armó la podrida. Los del famoso “Gremio� dijeron el Instituto es nuestro, los políticos sean peronistas o radicales se opusieron, y los auténticos jubilados que se jodan.

Veinte años después, volvemos a lo mismo. La Nación está diciendo: Plata para jubilados sí. Pero si ustedes quieren fondos para seguir jubilando de arriba a los amigos, compinches, conocidos y punteros, no hay plata para nadie.

Donde está la joda? En que coexisten los dos tipos de jubilados que vimos al principio. Por una parte, los sacrificados que aportaron, y por la otra los miles de jubilados de privilegio que tratan de mezclarse con los ponientes para seguir viviendo de la plata ajena.

(*) Contador Público. Economista