El Senador Chaqueño fue elegido para cerrar las ponencias por el Interbloque de Senadores. Previamente compartió la delegación que formó parte de los actos protocolares en la Casa de Tucumán oportunidad en la que fue invitado a firmar el libro histórico que registra el paso de visitantes ilustres.

“Estamos convocados para celebrar el bicentenario de la declaración de la independencia que sancionaron con valentía, sentido patriótico y lucidez política los congresales de nuestras provincias unidas del sur, era una coyuntura de extrema fragilidad la que se vivía por la recomposición del poder imperial en Europa y la amenaza latente de España que se aprestaba a recuperar sus colonias en América�.

La Patria cumple este 9 de julio 200 años de la declaración de su independencia, pasión y razón, una tensión que habría de signar el devenir de nuestra historia, la pasión revolucionaria se impondría a la razón iluminista, y dejando atrás el despotismo, aquellos patriotas decidieron lanzarse a reformar el mundo en términos universales de libertad, igualdad y fraternidad, había que crear una nueva legitimidad basada en soberanía del pueblo y división de los poderes como predicara Mariano Moreno.

¿Hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra independencia? urgía San Martín desde Mendoza porque sabía que era indispensable para terminar con los avasallamientos y dar comienzo a la gesta emancipadora del continente Latinoamericano.

Finalizada la gesta patriótica, se pondrían en evidencia las dificultades para poner freno a las pasiones propias de la guerra y las políticas intestinas, había que acudir a la razón para contener el ímpetu y serenar los espíritus, una y otra vez los argentinos nos enfrentaríamos con esa dicotomía que parece marcar nuestras vidas, de allí que seamos consecuencia de aciertos y errores de los que nos dejaron la Nación, herederos de la pasión y la razón que alternativamente se conjugaron en nuestras luchas por la institucionalización, el estado moderno, la ocupación territorial, la inmigración, la conquista del sufragio popular e incorporación de las masas populares a la vida política y social del país y la recuperación de la democracia.

Somos producto de la educación popular de inspiración sarmientina, utopía, progreso y movilidad ascendente, la Nación cosmopolita y humanista que asombró al mundo por sus logros científicos, culturales y deportivos, pero también fruto de nuestras contradicciones, prejuicios y falsos dilemas, es preciso entonces que en el marco de nuestro bicentenario no sigamos asignando culpas que nos consuelen con la idea de que nuestros problemas empiezan y terminan en pocos nombres, debemos ser capaces de mirarnos introspectivamente como sociedad y reconocer nuestros propios errores de manera de legar a nuestros hijos y nietos un futuro con mayor igualdad social, apego y respeto por la Ley, permitirnos discrepar sin agredirnos, reconocernos en nuestras diversidades y diferencias.

Intentemos trazar un mapa de la argentina que viene, pensemos más allá de la coyuntura incorporando el mediano y largo plazo, haciendo eje no solo en los actores oficiales sino en los verdaderos protagonistas la sociedad, los votantes, nosotros mismos en nuestra cultura, moral, creencia y también en nuestros prejuicios, intentemos inaugurar un nuevo tiempo alejados del mito de la refundación en la esperanza de que este que vivimos no sea apenas un nuevo ciclo, uno más, sino el inicio de un camino gradual y sostenido, hacia la consolidación de la democracia, con instituciones fuertes, sin liderazgos provindenciales, sin excluidos, defendiendo el medio ambiente y los derechos humanos.

Por la Patria, por nuestra Nación, intentemos asemejarnos a aquellos prohombres del ayer en la búsqueda de las utopías, sueños y esperanza y una profunda vocación patriótica.